Haftara Bereshit – Ieshaiahu 42:5 43:10





Acabamos de transitar los Jaguei Tishrei (las fiestas del mes de Tishrei) comenzamos el año 5781, y hace muy poquitos días terminamos de leer el libro Devarim. Y hoy sin prisa ni pausa ya estamos comenzando nuevamente. 

La Torah es absolutamente maravillosa y sorprendente. Les voy a proponer un ejercicio: piensen en el libro o la película que más les haya gustado, o el que más presente tengan en sus mentes. Si ya lo tienen en sus cabezas empezamos a recorrerlo como si lo hubiéramos leído o visto juntos, veríamos que tenemos un comienzo donde se nos presenta la historia, luego viene el desarrollo y finalmente el desenlace. 

Seguramente el autor trató de que cuando comenzamos, nunca imaginaramos el final. Y si lo quisiéramos leer por segunda vez es de nuevo lo mismo. Hasta aquí no descubrí nada nuevo es más, resulta demasiado obvio. Bueno, lo divino de la Torah, más allá que es la palabra de D´s, es que el final y el principio están directamente conectados, dándole una continuidad sin fin. Lo que comenzamos es solo un nuevo ciclo, una nueva oportunidad de encontrar un nuevo mensaje. Fuente inagotable de conocimiento. 

Dicen los jajamim que para considerar que uno sabe algo lo debe estudiar por lo menos 101 veces. Siempre charlo con mis compañeros comentaristas y coincidimos en la forma en la que armamos todos nuestros comentarios, buscando materiales en distintos comentaristas, libros, cuentos, midrashim, etc. 

Esta vez me sucedió algo que nunca me había pasado. Iba leyendo a nuestro profeta Ishaiahu con su propuesta para esta semana de Bereishit y me trasportaba directamente al shiur del sábado 22  a la mañana con el Rav Avruj, de parashá Haazinu (técnicamente la última parashá de la Torah).Ahí me encontré directamente con esa conexión, que me muestra que en realidad estamos frente a una continuidad, que nunca se corta, y nos brinda una nueva oportunidad de seguir aprendiendo. 

Para que sea más claro y antes de seguir, me gustaría fijar mi posición (pueden no estar de acuerdo conmigo), simplemente para que sepan dónde estoy parado. Para mí estudiar Toire, como dice el Rab, no es sólo el Pentateuco.Es el Tanaj, el Talmud, midrashim, etc. Diferentes fuentes que nos transmiten el mensaje divino. Ahora sí, volvemos con nuestro relato de esta semana. 

 Entonces los invito a que nos sumerjamos en el texto y compartamos esta conexión entre Devarim y Bereishit. Para que no sea muy tedioso seleccioné 4 temas para analizar.D´s como una energía de creación continua, de todo. Bueno, justo y recto. Devarim 32-4 “La roca perfecta es su obra, pues todos sus caminos son justicia, D´s de fe, sin iniquidad, recto y justo ”Ishaiahu 42-5 “Así lo ha dicho D´s, Hashem que crea los cielos y los ha extendido, que expande la tierra y su producto, que otorga un al pueblo que habita y espíritua quienes la transitan”. El hombre como un pecador que se desvía de su camino.

Devarim 32-5 “La corrupción suya no es, de sus hijos es la mácula, una generación perversa y torcida”Ishaiahu 42-17 ”Se echaran atrás, sentirán tremenda vergüenza, aquellos que depositen su confianza en el ídolo esculpido, los que dicen a la efigie forjada, son nuestros dioses”

Israel como portador de su mensaje para el resto de las naciones.Devarim 32-9 “Pues su porción de Hashem es su pueblo, Jaacov es la media de su heredad”

Ishaiahu 42-6 “Yo soy Hashem con justicia te he llamado, te he fortalecido, te he protegido, te he designado para acercar mi mensaje a la humanidad, el pacto y ser la luz para las naciones” Israel retorna y recibe su misericordia y protección.

Devarim 32-43 “Canten, oh naciones, las alabanzas de su pueblo (Israel), pues la sangre de sus sirvientes vengará a la tierra y a su pueblo” Ishaiahu 42-13 

“Hashem cual valiente saldrá, cual guerrero azuzará su venganza y gritará triunfante y hasta bramará y superará a sus enemigos” Entonces amigos los invito a sumergirse en esta continuidad del relato y aprovechar este nuevo ciclo para seguir buscando respuestas que nos lleven a convertirnos en luz para nuestro prójimo y para nosotros mismos.

Ari Aister

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