“…Una
de las grandes (y menos conocidas) transformaciones que aportaron la
cultura y la religión judías a la humanidad fue el cambio de paradigma
en cuanto al concepto de "santidad".
En las religiones antiguas que
precedieron a la judía, se santificaban animales, estatuas, elementos de
la naturaleza, sitios, etc.
El judaísmo estableció un cambio
paradigmático completamente revolucionario: comenzó a santificar algo
abstracto, incorpóreo, intangible: el tiempo. A partir de su
institucionalización, ya lo importante no era el objeto o lugar de
adoración, sino la significación e importancia que le daba la nueva
cosmovisión espiritual a "tiempos" especiales, sagrados, diferentes.
Estos tiempos en el desarrollo histórico de nuestra cultura tomaron las
formas de ceremonias, Shabat, Rosh Jodesh, Jaguim...
La unión hace la
fuerza dice un conocido refrán. Entiendo modestamente, que aquí reside
uno de los secretos tanto de la continuidad como de la fortaleza
espiritual judías. Entiendo que este es un buen momento para resaltar la
variedad que caracteriza a nuestro pueblo y nuestra cultura, ya desde
sus mismos comienzos. La magia de estos jaguim (festividades), reside en
el hecho de saber compartir juntos estos "tiempos especiales", pero a
la vez poder respetarnos los unos a los otros en la diversidad, de ser
tolerantes, pluralistas, de reconocer nuestras diferencias como muestra
de unidad y no de unicidad.
En definitiva como una fortaleza y no como
una amenaza a nuestra continuidad. Los Iamim Noraim son una invitación a
aprovechar uno de las pocas ocasiones que estamos relativamente libres y
desocupados, tanto física como mentalmente, de nuestros asuntos y
consideraciones personales, rutinarias, egoístas.
Es el tiempo de hacer
lugar y darle significación a cuestiones espirituales y momento de
introspección como seres humanos, como individuos y como pueblo.”
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